“Soy un Cormorán, no un Pato”

Texto y fotografías: Biol. Walter E. Cejas

El Biguá en el Río Suquía

Cuando recorremos las márgenes de nuestro querido río Suquía, o transitamos por algunos de los puentes que lo cruzan en nuestra ciudad de Córdoba, seguramente hemos visto aves de color oscuro nadando en las orillas de este curso de agua.

Poco conocido para la mayoría de las personas que no están relacionadas con la observación y/o fotografía de aves, el Biguá es una de las especies de cormorán que abundan en ríos, lagos y lagunas. Aunque la gente le diga “Pato Negro”, se diferencia de éstos a simple vista por el tipo de pico. Mientras que los patos poseen un pico chato, filtrador de algas y semillas de las cuales se alimenta, el Biguá tiene uno alargado con la punta curva como si fuera un gancho. 





Zambullidor por excelencia

Aunque un poco torpes para caminar, al igual que los pingüinos y macaes, debido a que sus patas se encuentran muy atrás en el cuerpo; una vez que se sumergen son excelentes zambullidores. Esta destreza la utilizan para alimentarse, buscando debajo del agua a sus presas: bagres, pejerreyes, dientudos y otros peces, además de anfibios (sapos y ranas). Tienen un cuerpo hidrodinámico con huesos muy pesados comparados con los de otras aves, adaptación evolutiva que le permite hundirse con mayor facilidad. Sus patas poseen membranas entre los dedos, similar a los patos, gaviotas y flamencos, lo que les permite nadar con facilidad.

En algunas ocasiones se los puede ver con las alas abiertas secándose al sol para poder volar, recurso que utilizan para reemplazar el trabajo de la glándula uropigial que poseen atrofiada. Esta glándula es la encargada de segregar una sustancia aceitosa característica de la mayoría de las aves para impermeabilizar sus plumas y estar listas para el próximo vuelo.

¡Lean pescadores!

Al igual que pumas, yaguaretés, gato montés y otros animales predadores cuando buscan comida, el biguá captura a los peces menos veloces, tal vez enfermos, seleccionando de esta manera a los individuos menos aptos para el escape. De esta manera permite que los peces más fuertes y sanos no sean capturados y puedan reproducirse dejando descendientes con las mismas cualidades. Por ello, los pescadores no deberían cazar al Biguá creyendo que es su competidor, sino más bien protegerlo, ya que constituye un aliado de la pesca.

Así es la Vida…del Biguá

Los machos y hembras de Biguá miden unos 75 centímetros de altura y poseen similar coloración de plumaje oscuro y ojos llamativos de color turquesa o verdoso. Una vez conformada la pareja, ambos cuidan cuatro huevos alternando la incubación en un nido construido en árboles y de manera colonial, es decir que muchas parejas nidifican juntas.

El nombre de la especie proviene de la lengua guaraní “mbiguá”, cuyo significado es “buscador enamorado”, en base a una leyenda de amor de esa rica cultura guaraní.

En la zona del litoral también es conocida una frase metafórica que dice: «…ooohhh pero zambulle lindo como el mbiguá», haciendo alusión a las personas de buen beber que se zambullen en su vaso.

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